jueves, 16 de agosto de 2012

[Reseña] The Giver I: El dador de recuerdos

Buenas a todos! Hoy ha hecho fresquete por aquí, pero mañana vuelve el calor sofocante... bleh... y el libro que traigo hoy es adecuado tanto para esta época del año, por su sencillez y extensión, y para los fríos del invierno, ya que en varias ocasiones se menciona la nieve.

Título: The Giver 1: El dador de recuerdos
Autora: Lois Lawry
Editorial: Everest
Precio: 14,95
Páginas: 238

Portada española antigua, ya descatalogada (izquierda) y la actual, actualmente en tiendas (derecha)

Lo primero a destacar es la edición. Es bonita, muy bonita. Las palabras The Giver son de tinta metalizada dorada, y crean un efecto muy bonito según como le de la luz. La tapa es dura dura, y lleva sobrecubiertas. Supongo que lo habrán hecho así para justificar los 15 pavos que vale, porque, para las páginas que tiene, no debería valer más de 10. Yo lo compré en una librería de segunda mano y me costó 8,80 euros, y el estado es como nuevo. Aún les queda un ejemplar, y si sois de Madrid como yo y os podéis desplazar, ahorráis gastos de envío y os sale aún mejor. Os dejo el link por si os animáis: http://www.libros-antiguos-alcana.com/ficha-el+dador+de+recuerdos-lowry+lois-282036  Si al final os decidís y lo compráis allí, contadme, que me hará mucha ilusión :)

En este libro la autora nos lleva a un mundo distópico de estos tan de moda. Un mundo donde todo está pensado, colocado y encajado al milímetro. Jonás es nuestro protagonista, un niño de once años que vive con sus padres y su hermana Lily. Las personas son clasificados según su edad, por lo que Jonás es un once. Cada año hay una ceremonia en la que todos los niños ascienden un rango, hasta los doce años, y ese ascenso lleva consigo una serie cambios. Según la edad, se les quita su "objeto sedante" que no es otra cosa que un peluche, se les permite llevar ropa con bolsillos, les dan bicicletas para ir de un lugar a otro, les cortan el pelo a los chicos y les sueltan las trenzas a las chicas... el último cambio, que tendrá lugar en la ceremonia de los once que pasan a ser doce, es cuando les asignan una profesión. Porque así es el mundo que nos presenta Lowry: No puedes elegir tu propia profesión. De hecho no puedes elegir nada: Si quieres un marido o mujer, debes solicitarlo y te asignarán uno. Si quieres hijos, igual: Solicitalo y te asignarán un máximo de un niño y una niña. Hay una profesión que es la de paridora, que consiste en engendrar y parir. Para los demás. Cuando lo leía me entraban escalofríos. Así es la vida en este mundo: El niño nace de una paridora y pasará a manos de un criador durante el primer año, fecha en la cual se entregará al matrimonio que lo haya solicitado. Será un uno, al año siguiente un dos, al siguiente un tres... así hasta llegar a doce, donde le dirán a qué debe dedicarse el resto de su vida. Cuando sea ya anciano, se retirará a una casa de viejos a esperar la ceremonia de liberación. ¿Qué es eso? Jonás se imaginaba que era cuando alguien saldría de la comunidad para no volver jamás. Se iba a otra, o lo que fuera. Entretanto, no está permitido elegir absolutamente nada. La voluntad, el deseo, que ellos llaman "ardor" es algo peligroso y se controla para mantenerlo a raya. Cada noche, la familia debe poner en común sus sentimientos. Todas las emociones que han sentido durante el día deben ser expuestas. Y al día siguiente, deben contarse los sueños. Aquí, privacidad, intimidad o secretos, no se permiten. Y si hay el menos asomo de "ardor", este debe ser inmediatamente eliminado con una pastilla creada para tal fin.
El mundo se nos describe como algo en blanco y negro, ya que Jonás puede ver los colores. No hay cambios de clima, no hay animales, es una sociedad perfecta.

Un par de portadas extranjeras que he encontrado por la red. La primera es preciosa :)


Pues la profesión de Jonás es la de dador. Solo hay uno, por lo que es un gran honor. El dador es el que mantiene los recuerdos de toda la historia de la humanidad. Solo él conoce de cosas que el resto de la comunidad jamás conocerá: La nieve, el frío, el calor, la playa, los tipos de animales. Y lo que es más importante: El amor. El viejo dador debe transmitir a Jonás todos y cada uno de estos recuerdos. No solamente los buenos, sino también los dolorosos como las guerras, las muertes, el odio. En su formación como futuro dador, Jonás tendrá acceso a todo tipo de información, y es cuando se da cuenta de que su sociedad no es perfecta como dicen. Es terriblemente injusta, mezquina y cruel. Todos esos rasgos que tenemos en el carácter, esa personalidad que nos hace únicos y especiales, es lo que la sociedad de Jonás inhibe. No hay buenos ni malos, simpáticos o antipáticos, todos los seres humanos son iguales en todo. No se les permite sobresalir. 
El padre de Jonás es criador. Él se ocupa de los bebés recién nacidos hasta el momento de entregarlos a la familia que les será asignada. A veces tiene que traerse algún bebé a casa porque necesite cuidados especiales, como es el caso del pequeño Gabriel. No coge peso y llora mucho por las noches. Jonás, que ya tiene recuerdos transmitidos por el dador, es el único que consigue calmarlo, y lo hace transmitiendo al bebé recuerdos felices. Hace mucho que Jonás decidió dejar de tomar la pastilla para el ardor, con lo cual pronto empieza a encariñarse con el pequeño. Sin embargo, el niño no crece como debiera y los criadores, incluido su padre, votan por la liberación del bebé. Jonás sabe, por la formación que está recibiendo, lo que eso supondrá para el niño, y eso le lleva a tomar la decisión más difícil de su vida.


Dos portadas más, que no me gustan demasiado.

En definitiva, otra distopía más, porque esto lo es, es un mundo que te pintan como perfecto pero que no lo es en absoluto. La narración es en tercera persona pero el lector sentirá lo que Jonás siente, vivirá con él, sufrirá los terribles recuerdos de la historia de la humanidad, y se encariñará con el pequeño Gabriel. Es un libro muy cortito, yo me lo leí en muy poco tiempo. La narrativa es bastante amena, está llena de diálogos y no deja aburrirse.

Lo mejor: El final, que queda para que el lector se imagine una cosa u otra. Yo, personalmente, elijo final feliz para Jonás y Gabriel.
Lo peor: La sociedad en la que vive, es odiosa. 




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